La clarividencia

Michel de Notre-Dame, conocido mundialmente como Nostradamus, es sin duda uno de los más enigmáticos personajes de nuestra historia. Ha sido capaz de hacer llegar su nombre hasta nuestros días, por medio de profecías que se han cumplido con asombrosa exactitud.

En ésta oportunidad no hablaremos de sus profecías, tampoco de su vida, ya que esa información podemos encontrarla en diferentes medios. Haremos a partir de este momento, un enfoque en la causa de su trascendencia. Para ello, nos preguntaremos: ¿cómo obtuvo esa capacidad de profetizar? ¿nació con ella o la desarrolló?.

Para el caso de Nostradamus, el don de profetizar, proviene de una facultad extrasensorial llamada Clarividencia. Los conceptos que componen la palabra, refiere a ver y claramente, aspectos que nos servirán de base para poder explicar con mayor detalle qué es y en qué consiste la clarividencia.

El conocimiento gnóstico nos señala que existen múltiples dimensiones. Para ilustrar esto, vamos a recurrir a lo que nuestros sentidos pueden percibir. Si ponemos atención a nuestro alrededor, nos daremos cuenta que estamos en medio de tres dimensiones que son: ancho, largo y alto, siendo evidente con ello, que nuestra vida se desenvuelve en esta 3ª dimensión por medio de un cuerpo físico, compuesto por huesos músculos, órganos, glándulas, entre otras.

A continuación, tenemos las manifestaciones energéticas de nuestro cuerpo, como por ejemplo el calor que irradiamos, que no es un fenómeno perceptible a simple vista. Esto corresponde al cuerpo vital, ubicado en la 4ª dimensión. De esta forma, es posible señalar que existen otros cuerpos, contenidos en otras dimensiones, entre ellos: el Cuerpo Astral que lo percibimos a través de nuestras emociones, el Cuerpo Mental lo percibimos a través de nuestros pensamientos. Ambos cuerpos, astral y mental se desenvuelven en una 5ª dimensión. En tal sentido, no podemos negar la existencia de nuestro pensar ni de nuestro sentir.

Considerando lo anterior, y en atención a la temática de estudio, podemos entender la clarividencia como la facultad extrasensorial del ser humano que consiste en poder ver los mundos superiores (múltiples dimensiones).

Un clarividente puede ver el pensamiento ajeno como un libro abierto, puede estudiar los misterios de la vida y de la muerte, además de ver el “alma” y el “yo” de las personas.

A través de la historia, grandes clarividentes han dejado también su huella. Ejemplos de ello, atribuyen el poder de la clarividencia como un sentido que reside en las glándulas pineal y pituitaria, ambas se comunican por un canalillo sumamente fino que permite que las influencias de ambas se entremezclen, dando como resultado la percepción de fenómenos sutiles.

Dado el contexto anterior, es posible señalar que todos los niños pequeños son clarividentes hasta que se cierra la fontanela frontal, esto ocurre entre los dos y tres años de edad, lo que completa la formación del sistema cerebro-espinal. Algunas personas guardan memorias de esa tierna edad, si ese fuera el caso, sería tremendamente interesante buscar en los recuerdos de nuestros primeros años de vida, para encontrar las percepciones extrasensoriales que hayamos tenido y de esa manera poder tener testimonio propio o vivencial de esta clarividencia infantil.

Asimismo, la imaginación es factor clave en este tipo de percepciones. El V.M. Samael Aun Weor, nos enseña que “imaginar es ver”. En cuanto a ello, la imaginación de un niño pequeño es pura, por esto sus percepciones son claras, nítidas.

De esto se entiende que todos somos más o menos clarividentes, ya que tenemos la capacidad de imaginar, el problema está en la “pureza” de nuestra imaginación, por cuanto todo lo que imaginamos se contamina por la propia subjetividad psicológica, o sea, por nuestros defectos psicológicos, tales como: Pereza, Envidia, Orgullo, Gula, Lujuria, Ira y Codicia.  Son ejemplos de los defectos que contaminan nuestras percepciones.

De esta manera, y sin darnos cuenta transformamos la imaginación en lo imaginario (deseos y fantasías), y en vez de lo real, vemos lo que deseamos y lo que nos gustaría. Ésta es la principal razón por la cual hemos perdido la facultad extrasensorial de la clarividencia.

Dado lo anterior, y con el propósito de conseguir experiencias más cercanas a la objetividad, la gnosis nos invita a la eliminación de los defectos psicológicos que impiden el funcionamiento de la imaginación consciente u objetiva.

En este punto podemos comprender que toda persona puede llegar a ver clarividentemente, pero no de la misma forma llegar a tener la capacidad de profetizar como lo hizo Nostradamus.

Esto se explica considerando que existen diversos tipos de percepciones clarividentes, dependiendo de la mayor o menor objetividad lograda. Estas se clasifican como:

  1. Inconsciente: se basa en creaciones mentales obtenidas de los sentidos.
  2. Subconsciente: recuerdos de todos los errores cometidos en vidas pasadas.
  3. Infraconsciente: pesadillas, perversiones sexuales.

Estos 3 tipos de percepciones subjetivas, a la mayoría de las personas, se le presentan en los sueños:

  1. Consciente: se procesa en ausencia del yo. Exige gran disciplina sobre los sentidos. Es la percepción objetiva.
  2. Supraconsciente: pertenece a los mensajeros de los mundos superiores, iniciadores de nuevas eras. Nos referimos a iluminados tales como: Hermes, Buddha, Krishna, Jesús, por mencionar algunos.

Esta clasificación de percepciones, nos permite entender que Nostradamus logró algún tipo de clarividencia supraconsciente para obtener sus visiones proféticas.

El problema mayor de las percepciones subjetivas, es que las personas que las experimentan piensan o creen que son experiencias reales. Esto se debe principalmente al tipo de educación que hemos recibido, caracterizada por ser de naturaleza materialista. En cuanto a ello, se nos ha formado negando la existencia del “alma” y de lo espiritual y también, minimizando la importancia o realidad de fenómenos tales como el pensar o el sentir. Para explicar esto, podemos decir que: así como elaboramos pensamientos que no coinciden con los hechos, es decir ideas subjetivas, algo que todos hemos experimentado; de la misma manera, nuestra psicología elabora visiones, sentires, ideas, impulsos, sonidos, que no coinciden con la realidad. Al no estar familiarizados con este tipo de percepciones, llegan a nosotros como algo novedoso, fácil de confundir con lo real.

La sabiduría gnóstica, afirma que la “Naturaleza no da saltos”, refiriéndose a que el desarrollo de la clarividencia es gradual, las primeras percepciones son colores que corresponden a la luz astral. A este fenómeno se le conoce comúnmente como aura. Es necesario tener en cuenta que el kinder o los primeros pasos de una persona en el desarrollo de la clarividencia, es poder ver el aura. Consideramos necesario aclarar esto, para no contaminarnos con el orgullo místico y caer en el grave error de creer que por percibir el aura ya tenemos un gran avance espiritual.

Cada persona carga un aura de luz a su alrededor, esa aura tiene diversos colores:

Desde hace años, se conoce la cámara Kirlian, capaz de fotografiar una parte del Cuerpo Vital, el cual está ubicado en la cuarta dimensión.

A continuación, veremos algunas prácticas para desarrollar la clarividencia:

  1. Vocalización del Mantram “I”: se inhala profundamente y se pronuncia la vocal “Iiiiiiiiiiiiiiiii” alargando su sonido lo máximo posible, manteniendo la concentración en el entrecejo. Esto repercute vibratoriamente sobre la glándula Pituitaria.
  2. Se coloca un vaso con agua a cierta distancia entre los ojos y el mismo, concentrar la mirada, exactamente en el centro del círculo acuático; la vista debe atravesar el cristal, la concentración debe ser profunda. El vaso debe ser liso, sin dibujos ni relieves.
  3. En el fondo de un recipiente de cobre, lleno de agua (que no sea una paila), se coloca un espejo y se le añaden unas gotas de mercurio. Nostradamus permanecía noches enteras mirando fijamente este clariteleidoscopio, (artefacto para el desarrollo de la clarividencia).

Junto con la práctica también se requieren ciertos cuidados que detallamos a continuación:

  •   Dominando la cólera y adquiriendo la serenidad, preparamos nuestras glándulas pituitaria

y pineal para la clarividencia, las emociones negativas son perjudiciales para el desarrollo de

ésta facultad.

  •   Es necesario tener una mente equilibrada, para poder distinguir las percepciones subjetivas

de las percepciones objetivas esto se logra con la práctica constante de la meditación.

  • Para desarrollar la clarividencia es necesario saber callar; el vidente que cuenta sus visiones no sirve. Por estos días son muchas las personas que, a través de los medios de comunicación, presumen de tener videncia, se presentan ante el mundo como clarividentes y los cierto es, que se trata de gentes que no trabajan en la eliminación de los defectos psicológicos y esto trae como resultado una gran cantidad de percepciones subjetivas. Cuando una persona comienza a trabajar seria y responsablemente en el desarrollo de cualquier facultad extrasensorial, rápidamente se da cuenta que la mayor parte de sus percepciones son subjetivas y que el porcentaje de asertividad es muy bajo.   El desarrollo de la clarividencia es parte del ocultismo práctico, que como su nombre lo dice, es algo que debe permanecer oculto por el bien de la persona y por el bien de los demás, ya que cuando una persona habla de sus percepciones internas, en la inmensa mayoría de los casos, es por vanidad, orgullo místico, aires de superioridad y grandeza, autocomplacencia, querer llamar la atención, etc. Todo esto disfrazado de querer ayudar desinteresadamente a los demás. Lamentablemente ocurren situaciones en las cuales personas inescrupulosas lucran indebidamente o estafan con este tipo de pseudo-clarividencia. Un verdadero clarividente nunca lucraría, ni menos estafaría a otras personas usando su facultad.

En conclusión, podemos afirmar que la clarividencia resulta ser una facultad extraordinaria, más ella en sí misma, es como el fuego de un fósforo, comparado con la luz del sol. Así es, si la comparamos con la iluminación que da la Razón Objetiva del Ser. En términos prácticos podemos decir que una persona puede lograr avances en el desarrollo de las facultades extrasensoriales, más esto no la libra de cometer errores, del sufrimiento, tomar malas decisiones de vida, dejarse llevar por sus defectos psicológicos. 

De esta forma, el mayor beneficio que un ser humano puede encontrar, es el Despertar de la Conciencia. Todas las facultades lucen pequeñas ante la posibilidad de fusionarnos con nuestro Dios Interior, a través de la Cristalización del Alma y la Encarnación del Espíritu.

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